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Encargate de Tus Mierdas

Hola, Edgady de nuevo por aquí.

Mira.

La mayoría de la gente se queja de manera exagerada.

Los sueldos, las pensiones, el trabajo, los precios, el tiempo libre, la salud, los políticos, la suegra… Todo está mal.

Aunque puedan tener un poco de razón en alguna de sus quejas, me atrevo a decir que, en realidad, estas personas no quieren hacerse cargo de sí mismas.

Y como no se quieren hacer cargo de sí mismas, se hacen las víctimas y culpan a otros por su desdicha. Tal y como yo lo veo, esto es un error de adulto infantilizado. 

Como ya te dije en otra newsletter, yo no compro víctimas. 

Si lo que tienes a tu alrededor no te gusta, ¿por qué no intentas cambiarlo?

Lo fácil es ir a llorar al árbitro cuando ha terminado el partido; lo difícil es entrenar duro para ganar el bendito partido.

Verñas.

Consta de cuatro sencillos pasos:

1. Define cómo quieres que sea tu vida

Ríete de la IA. Tu cerebro es una herramienta muy poderosa para inventar cosas que no existen. ¿Por qué no lo utilizas para “inventarte” la vida que te gustaría vivir?

Me refiero a:

• ¿Cómo te gustaría que fuese tu casa? 

• ¿Y tu carro?

• ¿Cuánto dinero te gustaría ganar?

• ¿En qué te gustaría trabajar?

• ¿Dónde te gustaría vivir?

• ¿Cómo imaginas un día perfecto con tu familia?

• ¿Te gustaría ser más fuerte? ¿Tener mejor culo? ¿Estar más en forma?

En resumidas cuentas, ¿cómo te imaginas tu f*cking vida ideal? /Me copié de Llados)

Tienes que dibujarla dentro de tu cabeza con todo lujo de detalles, sin dejarte nada atrás. Cada detalle cuenta. 

Y no solo eso: también te la tienes que creer. 

Toma la cerveza, que te lo explico.

2. Lo que no suma, resta

La vida son decisiones. Constantemente estamos eligiendo entre distintas opciones, y normalmente lo hacemos de forma automática, sin pensar.

Eso se va a acabar.

A partir de ahora tendrás que detenerte a reflexionar durante varios segundos antes de responder “sí” o “no” a una pregunta o de elegir entre “esto” o “aquello”.

Te pongo un ejemplo:

Si yo quiero alcanzar la posición “que se jodan”, necesito unos ingresos altos y unos gastos bajos. Por tanto, todo lo que me ayude a mejorar mis ingresos será aceptado y todo lo que implique aumentar mis gastos será rechazado.

Si me llega una propuesta de negocio, la estudio con detenimiento, ya que podría ayudarme a alcanzar antes el f*ck you money, pero…

…si me llega otra propuesta para, no sé, comprar un carro que cuesta 35.000 dólares y que no necesito, por muy buena que sea la oferta y por mucho que me guste el carro, la rechazo porque me aleja del f*ck you money.

Ídem en temas de salud.

Hace unos dos años dibujé en mi cabeza la idea de tener un cuerpo sano y fuerte. Si ahora mismo miro dentro de mi cerebro, me veo con 55 a 60 años en un magnífico (y envidiable) estado de salud.

¿Cómo pienso conseguirlo? Priorizando decisiones.

Comer cosas procesadas, moverme menos que un Youtuber y tomar cerveza a todas horas me aleja de mi objetivo, por lo que son planes que rechazo. 

Por el contrario, comer sano, moverme mucho y levantar hierro cada día me acerca a mi objetivo, por lo que son planes que acepto.

De lo que se trata es de tener las ideas muy claras y ser muy estricto en tu toma diaria de decisiones: prioriza los caminos que se alineen con tus objetivos y rechaza el resto. Lo que no suma, resta.

3. Make sistemas great again

Te estoy hablando de forma constante sobre objetivos, pero la realidad es que los objetivos, por sí solos, no sirven para nada. 

Son Heineken. O peor aún, cervezas Corona.

Si no diseñas un sistema que te lleve del punto A (situación actual) al punto Z (situación objetivo), lo único que conseguirás es frustrarte y sentirte como una cagada.

Hoy esto, mañana aquello, pasado lo otro… 

Sin motivarte. Sin grandes objetivos. Sólo pequeños micropasos. Hacer, hacer y hacer. Pero hacer bien. Y hacer cada día, de lunes a domingo.

Mira.

Otro de mis grandes objetivos vitales es criar a mis hijos. Y, para conseguirlo, he diseñado un sistema basado en “estar ahí” cada día de sus vidas: 

• Cuando se levantan para ir al cole.

• Cuando desayunan.

• Cuando hacen los deberes.

• Cuando juegan.

• Cuando se bañan.

• Cuando hay que ir al médico.

• Cuando se quedan dormidos.

• Cuando…

Y pienso seguir “estando ahí” cuando se enamoren, cuando se gradúen, cuando sean traicionados por algún colega… Siempre y cuando no se vuelvan comunistas, yo estaré ahí.

Como te digo, mi sistema se basa en hacer algo tan sencillo como “estar ahí” cada día de su vida.

4. Haz trampas

Es muy fácil empezar un sistema (la ilusión y las ganas son motivación más que suficiente), pero no lo es tanto mantenerlo de forma sostenida en el tiempo.

Nos pasa cuando empezamos una dieta o cuando nos inscribimos al gimnasio para ponernos en forma, por ejemplo: los primeros días vamos con mucha ilusión y no fallamos, pero según pasan los días (y las semanas) llega la desidia y el abandono.

Te pongo algunos ejemplos:

• Para evitar “no tener tiempo de hacer deporte”, pongo la ropa de deporte al lado de mi mesa de trabajo todos los días. De esta forma, mi subconsciente la ve cada pocos minutos y no se me “olvida” que debo ir al puto gimnasio.

• Para evitar comer procesados y comidas de mierda, no las compro. Si yo ahora mismo quisiera comer chocolate o helado tendría que ir al supermercado, ya que en casa no hay.

• Para mantenerme motivado en relación a mis negocios online, sigo a personas que montan negocios nuevos cada año y facturan muchísimo dinero con ellos.

• Para no perder el foco en el f*ck you money me gusta reunirme (en persona) con tipos que ganan más dinero que yo, hablar con ellos y tomar cerveza juntos. (Esto me recuerda que tengo que contarte una historia potente pronto.)

• Para pasar más tiempo con mi familia, delego todas las tareas de mis negocios que se pueden delegar, por ejemplo. También me pongo normas. Por ejemplo, llevar y buscar a mis hijos al colegio o a la universidad es una norma. No me la puedo saltar.

De lo que se trata, como puedes ver, es de trampear un poco el sistema para que te resulte más fácil mantenerte en él. El objetivo es seguir jugando.

Y vamos terminando.

Esto que te acabo de contar suena a que me acabo de beber tres 1906 seguidas y mi cerebro levita, y tal vez sea así, pero lo cierto es que –al menos a mí– este modelo me funciona a las mil maravillas.

Piénsalo.

La sociedad en la que vivimos nos ofrece cientos (¿miles?) de posibilidades de distracción cada día. 

Por tanto, el hecho de que tu cerebro se disperse y salte de un tema a otro, y que tú te pasas el día haciendo mil cosas a la vez pero ninguna realmente útil, es, hasta cierto punto, normal.

Si quieres eliminar ese problema y hacer que las cosas empiecen a ir como a ti te gustaría (montar un negocio, pasar más tiempo con tu pareja, comprarte un helicóptero…) tienes que tener muy claro dónde pones el foco y, por supuesto, te tienes que hacer responsable de tus propias mierdas.

Estos cuatro pasos que te acabo de describir no son infalibles, pero seguro que te pueden resultar de gran ayuda.

O tal vez no.

Un fuerte abrazo.

Edgady Aponte.

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