Siempre Quise Hacerlo Distinto. Y me Costó Caro.

Parte 2: SERIE: “La Epifanía Que lo Cambió Todo”

 Siempre Quise Construir un Negocio Real… Pero el Sistema Solo me Aplaudía Cuando Repetía lo Mismo de Siempre.

 

 

Hoy sigo con la serie de “La Epifanía Que lo Cambió Todo”

 Verás…

Cuando entré al mundo del MLM no fue por casualidad ni por necesidad. Fue porque vi una idea poderosa: la de que cualquier persona, sin títulos, sin dinero, sin contactos, podía cambiar su vida construyendo algo propio. Esa promesa me conquistó.

Y durante años, lo di todo.

Conferencias, giras, Zooms eternos.

Dejé tiempo, energía, relaciones, salud.

Construí equipos, formé líderes, caminé escenarios… y también me tragué el dolor de ver cómo lo que construías durante años se podía desmoronar en semanas.

Mientras Todos Hablaban de Duplicación, yo Hablaba de Automatización.

Y en lugar de escucharme… me señalaron por pensar diferente.

Pero hay algo que muy poca gente sabe de mí: yo nunca quise hacer MLM como todos.


Nunca creí en el “sistema” como me lo pintaban.

Mientras todos decían “solo hay que duplicar”, yo me preguntaba:


¿Duplicar qué, exactamente?

¿Las mismas frases? ¿Las mismas presentaciones? ¿El mismo desgaste emocional?

Yo no hablaba de sueños con fotos de Lamborghinis.
Yo hablaba de sistemas.
De negocio.
De tecnología.
De construir algo que pudiera escuchar una conversación difícil con tu hijo mientras seguías generando ingresos.


Algo real.

Y sí… eso fue incómodo para muchos.

Me dijeron que estaba “muy enfocado en lo técnico”.
Que era “poco emocional”.
Que “eso no era duplicable”.

Y aún así, seguí.
Porque algo dentro de mí sabía que había una forma diferente.

 Una Manera de Hacer Que el Network Marketing no Fuera Una Religión Emocional, Sino un Modelo de Negocio Escalable, Ético y Sostenible.

Pero hablar de eso en aquel momento era como tirar piedras a una iglesia.

Vi cómo los mismos de siempre subían… y volvían a caer.
Vi empresas desaparecer como si nada.
Vi cheques que se evaporaban en un cambio de plan de compensación.
Y vi equipos enteros quebrados emocionalmente… disfrazando todo con una sonrisa y un “¡vamos con todo!”

 

Lo que más me dolía no era lo que pasaba.
Era que nadie quería decirlo.
Porque decir la verdad en el mundo del MLM es un acto de rebelión.
Y las rebeliones, tú sabes, no se celebran… se silencian.

Así que decidí irme.

Entré al mundo del marketing digital con la esperanza de encontrar lo que buscaba: libertad real, apalancamiento, automatización, ingresos inteligentes.

Y sí… lo encontré.
Pero encontré otra cosa también: soledad.

Afuera del MLM, todo era sistemas… pero sin alma.
Funnels sin comunidad.
Bots sin conexión humana.
Afiliados jugando a ser emprendedores… pero sin visión ni equipo.

Y ahí me sentí partido.

Porque lo que funcionaba en un lado, faltaba en el otro.
Y lo que me daba alma en un lado, me quitaba tiempo y cabeza.
Hasta que lo vi claro:

Ambos mundos están rotos.
Pero juntos… podrían crear algo nuevo.

El cierre de Modere no fue una sorpresa para mí.
Fue un síntoma más.
Una señal más de que la industria necesita una sacudida profunda.

No un nuevo producto.
No una nueva línea de cosméticos.
No un nuevo “bono binario con compresión dinámica”.

Lo que necesita es una nueva forma de pensar.
Una nueva forma de construir.
Una nueva forma de enseñar libertad… sin que eso cueste la vida de nadie.

Y no.
Esto no es un reclamo.
Ni un pitch.

Este es el segundo capítulo de una historia que vengo escribiendo hace más de una década.


Una historia de rebeldía interna, de preguntas incómodas, de querer hacerlo diferente.

Y ahora, por fin, de encontrar un modelo que une todo lo que siempre quise hacer… y que por fin puede funcionar.

Pero antes de contártelo, necesitaba abrirte el corazón.


Necesitaba que supieras que si tú también alguna vez te sentiste así… no estabas loco.
Solo estabas viendo la grieta que nadie quería ver.

En el próximo correo, voy a mostrarte el mapa completo.
No con palabras bonitas, sino con una visión que puede cambiarlo todo.

Porque la verdadera libertad no está en repetir…
Está en atreverse a rediseñar.

Nos vemos en un par de días.

Edgady

 

 

 

  

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